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jueves, 6 de enero de 2011

¿ 2012 Profecía ó charlatanería?



El 22 de diciembre de 2012 no se acabará el mundo, ni ocurrirá una catástrofe tampoco existe alguna profecía maya al respecto como se ha divulgado en algunas afirmaciones sin sustento científico, advirtieron especialistas del Centro de Estudios Mayas (CEM), del Instituto de Investigaciones Filológicas (IIFl) de la UNAM.

En su calendario, los mayas no describieron una profecía, sino el término de un ciclo de 13 bactunes, equivalentes a cinco mil 125 años, y el inicio de otra etapa, aclaró María del Carmen Valverde Valdés, coordinadora del CEM.

Esa cultura tenía una noción circular del tiempo, lo que significa que la historia, en algún momento se repetir, explicó la también historiadora y doctora en estudios mesoamericanos.

Para ellos, cuando se escriben los anales se hace una profecía, pues es una concepción cíclica donde los hechos se repiten si se habla de sus vaticinios, en realidad se trata de lo que registraron de su propia historia, en una forma de escritura la del maya yucateco que es siempre críptica y simbólica, precisó.

El calendario maya se ha estudiado y descifrado desde finales del siglo XIX, entonces, se comenzó a desarrollar una analogía de las fechas de los calendarios maya y occidental. "En esa correlación hay varias discrepancias entre investigadores, que van de días hasta años", indicó.

CICLOS DE 13 BACTUNES

Un bactún es una unidad de tiempo maya equivalente a 144 mil días del calendario occidental multiplicada por 13 bactunes, esa cifra arroja un ciclo de cinco mil 125 años, que concluirá el 22 de diciembre de 2012.

Entonces, acabará un período y comenzará otro, sin que ningún glifo se refiera al fin del mundo o de la humanidad. No existe nada así en las inscripciones de esa cultura, precisó Tomás Pérez Suárez, también investigador del CEM.

El 22 de diciembre de 2012, en el ciclo calendárico maya, terminará un ciclo de cinco mil 125 años y comenzará uno nuevo, pero en ninguna inscripción se menciona que vaya a ser el fin del mundo, reiteró el arqueólogo.

Si se cierra una etapa de 13 bactunes, inicia otra igual, y es lo único que va a suceder, los mayas jamás hablaron del Apocalipsis, de destrucción, ni de cataclismo.

Al respecto, Valverde Valdés destacó que el calendario ritual maya (distinto del solar, y de 260 días) es una combinación de 20 signos con 13 números, de los cuales los sagrados son el nueve, relacionado con el inframundo, y el 13, asociado al supramundo, equivalente al cielo para la concepción occidental.

Valverde consideró posible que haya algún tipo de celebración en diciembre de 2012, pues existe una corriente "neomaya", sobre todo en Guatemala, involucrada en esa festividad.

Existen grupos que conservan su calendario, pero una de las cosas que han hecho que esa cultura sobreviva es adaptarse a las circunstancias.

La ceremonia de 2012 es marketing, pero si ellos la hacen propia es auténtica, aunque no significa que sea una tradición prehispánica, pues han incorporado nuevos elementos y eso los ha ayudado a sobrevivir, concluyó.

lunes, 3 de enero de 2011

Las Dificultades del Viaje Inter-Estelar

Al final de cuentas la velocidad que rige es la del movimiento de la propia galaxia, es decir, en mas de una ocasión algunos de estos movimientos se verán cancelados, el mejor ejemplo es el de la tierra moviendose al rededor del sol, cuando valla a favor del movimiento se sumara la velocidad, cuando valla en contra se cancelara, para fines practicos esta suma daría cero, creo que debe haber muchos movimientos que se cancelarian entre si, o que serian tangenciales al propio movimiento de la galaxia, y tambien deberian descartarse... 

Algo si es cierto... vamos hechos la mocha en este preciso momento.

http://www.youtube.com/watch?v=bn4s5C7UH98&feature=player_embedded

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Vidas Pasadas

Un extraño y superdotado adolescente ruso de 14 años llamado Boriska asegura haber sido un marciano en su vida pasada. Convertido en un sorprendente objeto de estudio para los científicos, dice que él, junto a otros niños “índigo”, viene a cumplir una importante misión en la Tierra, en donde ayudarán a la humanidad a adecuarse a los cambios energéticos que se están produciendo y a los que vendrán en un futuro cercano.





A la edad de 1 año y 5 meses, Boriska ya podía leer las tapas de los diarios, y a los 2 pintaba como un alumno avanzado, al poder diferenciar los colores y sus matices.

Cuando ingresó al jardín de infantes, sus maestras quedaron atónitas con sus talentos y su particular forma de pensar, ya que siempre tuvo una memoria excepcional y una increíble capacidad para retener y asimilar información. Sin embargo, pronto notaron que el chico había estado aprendiendo las cosas “de alguna otra parte”.

A los 3 años, su interés en asuntos relativos al universo cautivó a sus padres. “Era capaz de nombrar todos los planetas de los sistemas solares, e incluso sus satélites. Me llenaba la cabeza con nombres y números de galaxias. Al principio me asusté bastante, pensé que estaba loco, pero luego decidí revisar si esos nombres realmente existían. Leí algunos libros sobre astronomía y me sorprendí al descubrir que mi hijo sabía tanto,” relató Nadezhda, su madre.

Pero fue a los 7 años cuando el niño comenzó a develar su propio misterio, al narrarles una historia cautivante. Les habló acerca de la civilización marciana, de ciudades megalíticas, de sus naves espaciales y de vuelos hacia varios planetas, incluyendo a la Tierra.

Según su convincente cuento, en una vida pasada Boriska era un piloto de Marte que debía venir seguido a nuestro mundo por asuntos relativos al comercio entre su nación y el desaparecido continente de Lemuria que, según la leyenda, estuvo ubicado en medio del Océano Pacífico. El joven asegura conocer bastante de ese territorio, porque allí habría tenido grandes amigos.


La oreja de la Esfinge sería la ruta al conocimiento. 

Boriska visualiza toda la caída de Lemuria como si hubiera sucedido ayer y lamenta la muerte de su mejor amigo, como si fuera su culpa. “Una importante catástrofe tuvo lugar en la Tierra. Un gigantesco continente fue consumido por aguas tempestuosas. Luego, de repente, una piedra maciza cayó en una construcción. Mi amigo estaba ahí”, asegura, y sigue: “Yo no pude salvarlo. Estamos destinados a encontrarnos alguna vez en esta vida”.

Cuando su madre le preguntó por el aspecto físico de los lemurianos, no tuvo reparos en decirle que eran de alrededor de 9 metros de estatura. Todos ellos habrían fallecido en la catástrofe, que se produjo hace aproximadamente 800 mil años.

En cuanto a Marte, afirma que la altura promedio de su pueblo era de 7 metros. Sin embargo, al contrario de lo que se piensa, en ese planeta no habitaba una sola raza, sino que había varias conviviendo. Cada pueblo tenía sus propias naves espaciales, sus propias tecnologías y su manera de pensar.

Fue así que gran parte de la población pereció en una gran guerra nuclear, que destruyó su atmósfera. Ahora, él asegura que los sobrevivientes se encuentran en el subsuelo del planeta y respiran gas carbónico.

Boriska declaró finalmente que los humanos encontrarán conocimiento bajo una pirámide, que todavía no ha sido descubierta. “La vida cambiará una vez se abra la Esfinge,” dijo él, y agregó que este gran monumento egipcio “tiene un mecanismo de apertura en alguna parte detrás de su oreja”, aunque no recuerda exactamente dónde.

Especialistas del Instituto de Magnetismo de la Tierra y ondas de-Radio de la Academia rusa de Ciencias fotografiaron el “aura” del adolescente, que resultó ser extraordinariamente fuerte.

“Tiene un espectrograma anaranjado, lo cual dice que él es una persona alegre, de un intelecto poderoso,” dijo uno de los especialistas.